jueves, 18 de septiembre de 2008

Simon Apòstol


San Simón, ApóstolFiesta: 28 de octubre, junto con San Judas
Lecturas propias de la fiesta:Efesios 2, 19-22 / Lucas 6, 12-19Salmo Responsorial Sal 18, 2-3. 4-5 (R/. 5a)R/. "A toda la tierra alcanza su pregón"

Tomás Apóstol


Siendo uno de los doce Apóstoles escogidos por Jesús (cf. Mt 3,10) es recordado por muchos porque no aceptó el testimonio de sus compañeros sobre la visita que recibieron de Jesús resucitado.
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» (Juan 20,24)
Tomás, como muchos hoy, pensó que lo que decían era producto de histeria. Ellos habían caído, pensaba, en creer a las mujeres. Y cuanto mas ellos insistían, más el lo negaba, haciéndose ver como el mas "equilibrado" y "sensato" entre ellos.
Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros.» Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.» (Juan 20,26-27)
La respuesta de Juan es una poderosa profesión de fe en la divinidad, la cual repetimos antes de comulgar:
Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío.» (Juan 20,28)
Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.» (Juan 20,29)
Debemos reconocer que, como Sto. Tomás, todos hemos pecado. Nos cuesta aceptar que Jesús es Dios que ha venido a la tierra. Pero Tomás se humilló y reconoció al Señor. Mas tarde dio su vida muriendo mártir por El. Por eso es tan buen ejemplo para nosotros.
Ya durante la vida terrena de Jesús, Sto. Tomás había dado ejemplo a los otros, haciéndose disponible y dándoles ánimos en momentos difíciles:
Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con él.» Juan 11:16
Recordamos también que fue una pregunta de Sto. Tomás la que dio lugar a que Jesús se revelase como Camino, Verdad y Vida:
Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. (Juan 14,5-6)
Después de la venida del Espíritu Santo, San Tomás comisionó a Tadeo para que bautizara e instruyese a Abgar, rey de Edessa. Según Eusebio este rey escribió a Jesús invitándolo a visitar su reino y ser curado de una enfermedad que le afligía. Cristo en respuesta le dijo que debía cumplir con la tarea para la que fue enviado y después regresar a Aquel que lo había enviado , pero que después de su ascensión el enviaría a uno de sus discípulos a sanarlo y dar vida a el y su familia. Esta promesa de nuestro Señor fue cumplida por Santo Tomás, quien envió a Tadeo, no solamente a sanar a este rey sino también para plantar la semilla de la fe en esta nación.
Se sabe que en su labor apostólica, Santo Tomás, predicó en Persia y sus alrededores, se menciona también India y Etiopía.
Se cree que Santo Tomás sufrió el martirio en la costa de Coromandel, India, donde su cuerpo fue descubierto, con ciertas marcas de que fue muerto con lanzas y ese tipo de muerte es tradición en los países del Este. Se sabe que su cuerpo fue trasladado a Edessa, donde fue enterrado en los grandes sepulcros donde también se hallaban San Pedro, San Pablo y San Juan.
Los apóstoles eran malos y condenado a los ojos del mundo, ninguno recomendable por su nacimiento, riqueza, amigos o habilidades. Y aunque estaban completamente destituídos de cualquier virtud por la que los hombres pagan altos precios, fueron escogidos por Cristo, hechos sus amigos, alcanzando la plenitud con sus gracias y santa caridad, y exaltados en su dignidad espiritual de príncipes de su reino y jueces de este mundo.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Mateo Apóstol


San Mateo es llamado por dos Evangelistas: Levi, ambos nombres son de origen Judíos. El último lo obtuvo antes de su conversión, el otro lo tomo después, para mostrar la renuncia a su profesión y que era un hombre nuevo. Hijo de Alfeo, vivió en Cafarnaun, en el lago de Galilea.
Fue por profesión un publicano, o colector de impuestos para los Romanos. Entre los Judíos, estos publicanos fueron mas infames y odiosos porque esta nación los miraba como enemigos de su privilegio de libertad natural que Dios les había dado, y como personas manchadas por su conversación frecuente y asociación con los paganos, y la esclavización sobre sus compatriotas. Los Judíos los aborrecían universalmente, veían sus propiedades o dinero como fortunas de ladrones , les prohibieron su comunión y participación en su actividades religiosas, al igual que de todos eventos de la sociedad cívica y de comercio. Tertuliano esta ciertamente equivocado cuando afirma que solo los gentiles fueron empleados en este oficio sórdido como San Jerónimo demuestra en varios pasajes de los evangelios. Y es cierto que San Mateo fue Judío, aunque un publicano.
Su oficio dice haber consistido particularmente en acumular costumbres de comodidades que vinieron por el Genesareth o Tiberias, y un peaje que los pasajeros pagaban al venir por agua; San Marco dice que San Mateo mantuvo su oficio de cobro de peaje alado del lago, donde el se sentaba. Jesús, habiendo últimamente curado un paralítico famoso, salio de Cafarnaúm, y camino sobre los bancos del lago o mar de Genesareth, enseñando las personas que le seguían. Aquí el observó a Mateo que realizaba su trabajo de cobro de peaje a quien el llamo a venir y a seguirle. El hombre era rico, disfrutaba de un sueldo lucrativo, era un hombre sabio y prudente, y entendía perfectamente lo que seguir a Jesús le costaría. Pero el no tuvo miramientos y dejo todos sus intereses y relaciones para hacerse un discipular del Señor. No sabemos si el ya estaba relacionado con la persona o doctrina de nuestro Salvador, especialmente como estaba cerca de Cafarnaúm, y su casa parece haber sido en la ciudad, donde Cristo había vivido por algún tiempo, había predicado y hechos muchos milagros, por lo cual el estaba en algún medido preparando a recibir la impresión que el llamado de Jesús había hecho sobre el.
San Jerónimo dice que un cierto aire de majestad brillaron en la continencia de Nuestro Divino Redentor, y traspaso su alma y lo atrajo fuertemente. Este apóstol, a la primera invitación, rompió todas ataduras; dejo sus riquezas, su familia, su preocupaciones del mundo, sus placeres, y su profesión. Su conversión fue sincera y perfecta. San Mateo nunca regreso a su oficio porque era una profesión peligrosa, y una ocasión de avaricia, opresión, y extorsión. San Mateo, al convertirse, para mostrar que no estaba descontento con su cambio, pero que lo miraba como su mas gran felicidad, entretuvo a Nuestro Señor y sus discípulos en una gran comida en su casa a donde invito sus amigos, especialmente los de su ultima profesión, como si esperaba que por medio de la divina conversación de Nuestro Salvador, ellos también quizás sean convertidos.
Después de la ascensión de Nuestro Señor, San Mateo predicó por varios años en Judea y en los países cercanos hasta la dispersión de los apóstoles. Un poco antes de la dispersión escribió su evangelio, o pequeña historia de Nuestro Bendito Redentor. Que la compilo antes de su dispersión aparece no solo porque fue escrito antes de los otros evangelios, sino también el Apóstol Bartolomé se llevo una copia con el a la India, y la dejo allí. San Mateo escribo su evangelio para satisfacer los conversos de Palestina. El Evangelio de San Mateo desciende a un detalle mas particular y completo en las acciones de Cristo que los otros tres, pero desde el Capitulo V al XIV el frecuentemente se distingue de los otros en la serie de su narrativos, ignorando el orden del tiempo, para que esas instrucciones que tienen mas afinidad una con la otra, estén relacionadas juntas. Este evangelista mas bien enfoca sobre las lecciones de moralidad de Nuestro Salvador, y describe su temporal o generación humana, en que las promesas hechas a Abraham y David respecto al nacimiento del Mesías de su semilla fueron realizados; tal argumento inducía de manera particular a los Judíos para que creyeran en el.
San Mateo, después de haber hecho una gran cosecha de almas en Judea, fue a predicar la fe a las naciones barbaras e incivilizadas del Este. El era una persona muy devota a la contemplación celestial y llevaba una vida austera, usando una dieta muy rigurosa; pues no comía carne en vez satisfacía su apetito con hierbas, raíces, semillas. San Ambrosio dice que Dios le abrió el País de los Persas. Rufinus y Sócrates nos dicen que el llevo el evangelio a Etiopía, significando probablemente las partes Sur y Este de Asia. San Paulino menciona que el terminó su curso en Parthia. Venantus Fortunatus relata que el sufrió el martirio en Nudubaz, una ciudad en esas partes. Dorotheus dice que el fue honorablemente enterrado en Hierapolis en Porthia. Sus reliquias fueron traídas al Oeste, Papa Gregorio VII, en una carta al Obispo de Salerno en 1080, testifica que fueron guardados en una iglesia que tenia el nombre de la ciudad. Todavía están en este lugar.
Predicó entre los judíos por 15 años, incluyendo posiblemente a los judíos de Etiopía, Africa. Murió mártir.
Fuente Bibliográfica: Vidas de los Santos de Butler, Vol. III.

Juan Apóstol


SAN JUAN el Evangelista, a quien se distingue como "el discípulo amado de Jesús" y a quien a menudo le llaman "el divino" (es decir, el "Teólogo") sobre todo entre los griegos y en Inglaterra, era un judío de Galilea, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor, con quien desempeñaba el oficio de pescador.
Junto con su hermano Santiago, se hallaba Juan remendando las redes a la orilla del lago de Galilea, cuando Jesús, que acababa de llamar a su servicio a Pedro y a Andrés, los llamó también a ellos para que fuesen sus Apóstoles. El propio Jesucristo les puso a Juan y a Santiago el sobrenombre de Boanerges, o sea "hijos del trueno" (Lucas 9, 54), aunque no está aclarado si lo hizo como una recomendación o bien a causa de la violencia de su temperamento.
Se dice que San Juan era el más joven de los doce Apóstoles y que sobrevivió a todos los demás. Es el único de los Apóstoles que no murió martirizado.
En el Evangelio que escribió se refiere a sí mismo, como "el discípulo a quien Jesús amaba", y es evidente que era de los mas íntimos de Jesús. El Señor quiso que estuviese, junto con Pedro y Santiago, en el momento de Su transfiguración, así como durante Su agonía en el Huerto de los Olivos. En muchas otras ocasiones, Jesús demostró a Juan su predilección o su afecto especial. Por consiguiente, nada tiene de extraño desde el punto de vista humano, que la esposa de Zebedeo pidiese al Señor que sus dos hijos llegasen a sentarse junto a Él, uno a la derecha y el otro a la izquierda, en Su Reino.
Juan fue el elegido para acompañar a Pedro a la ciudad a fin de preparar la cena de la última Pascua y, en el curso de aquella última cena, Juan reclinó su cabeza sobre el pecho de Jesús y fue a Juan a quien el Maestro indicó, no obstante que Pedro formuló la pregunta, el nombre del discípulo que habría de traicionarle. Es creencia general la de que era Juan aquel "otro discípulo" que entró con Jesús ante el tribunal de Caifás, mientras Pedro se quedaba afuera. Juan fue el único de los Apóstoles que estuvo al pie de la cruz con la Virgen María y las otras piadosas mujeres y fue él quien recibió el sublime encargo de tomar bajo su cuidado a la Madre del Redentor. "Mujer, he ahí a tu hijo", murmuró Jesús a su Madre desde la cruz. "He ahí a tu madre", le dijo a Juan. Y desde aquel momento, el discípulo la tomó como suya. El Señor nos llamó a todos hermanos y nos encomendó el amoroso cuidado de Su propia Madre, pero entre todos los hijos adoptivos de la Virgen María, San Juan fue el primero. Tan sólo a él le fue dado el privilegio de llevar físicamente a María a su propia casa como una verdadera madre y honrarla, servirla y cuidarla en persona.
Gran testigo de la Gloria del Maestro
Cuando María Magdalena trajo la noticia de que el sepulcro de Cristo se hallaba abierto y vacío, Pedro y Juan acudieron inmediatamente y Juan, que era el más joven y el que corría más de prisa, llegó primero. Sin embargo, esperó a que llegase San Pedro y los dos juntos se acercaron al sepulcro y los dos "vieron y creyeron" que Jesús había resucitado.
A los pocos días, Jesús se les apareció por tercera vez, a orillas del lago de Galilea, y vino a su encuentro caminando por la playa. Fue entonces cuando interrogó a San Pedro sobre la sinceridad de su amor, le puso al frente de Su Iglesia y le vaticinó su martirio. San Pedro, al caer en la cuenta de que San Juan se hallaba detrás de él, preguntó a su Maestro sobre el futuro de su compañero:
«Señor, y éste, ¿qué?» (Jn 21,21)Jesús le respondió: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú, sígueme.» (Jn 21,22) Debido a aquella respuesta, no es sorprendente que entre los hermanos corriese el rumor de que Juan no iba a morir, un rumor que el mismo Juan se encargó de desmentir al indicar que el Señor nunca dijo: "No morirá". (Jn 21,23).
Después de la Ascensión de Jesucristo, volvemos a encontrarnos con Pedro y Juan que subían juntos al templo y, antes de entrar, curaron milagrosamente a un tullido. Los dos fueron hechos prisioneros, pero se les dejó en libertad con la orden de que se abstuviesen de predicar en nombre de Cristo, a lo que Pedro y Juan respondieron: «Juzgad si es justo delante de Dios obedeceros a vosotros más que a Dios. No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.»(Hechos 4:19-20)
Después, los Apóstoles fueron enviados a confirmar a los fieles que el diácono Felipe había convertido en Samaria. Cuando San Pablo fue a Jerusalén tras de su conversión se dirigió a aquellos que "parecían ser los pilares" de la Iglesia, es decir a Santiago, Pedro y Juan, quienes confirmaron su misión entre los gentiles y fue por entonces cuando San Juan asistió al primer Concilio de Apóstoles en Jerusalén. Tal vez concluido éste, San Juan partió de Palestina para viajar al Asia Menor.
Efeso
San Ireneo, Padre de la Iglesia, quien fue discípulo de San Policarpo, quién a su vez fue discípulo de San Juan, es una segura fuente de información sobre el Apóstol. San Ireneo afirma que este se estableció en Efeso después del martirio de San Pedro y San Pablo, pero es imposible determinar la época precisa. De acuerdo con la Tradición, durante el reinado de Domiciano, San Juan fue llevado a Roma, donde quedó milagrosamente frustrado un intento para quitarle la vida. La misma tradición afirma que posteriormente fue desterrado a la isla de Patmos, donde recibió las revelaciones celestiales que escribió en su libro del Apocalipsis.
Maravillosas revelaciones celestiales
Después de la muerte de Domiciano, en el año 96, San Juan pudo regresar a Efeso, y es creencia general que fue entonces cuando escribió su Evangelio. El mismo nos revela el objetivo que tenía presente al escribirlo. "Todas estas cosas las escribo para que podáis creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios y para que, al creer, tengáis la vida en Su nombre". Su Evangelio tiene un carácter enteramente distinto al de los otros tres y es una obra teológica tan sublime que, como dice Teodoreto, "está más allá del entendimiento humano el llegar a profundizarlo y comprenderlo enteramente". La elevación de su espíritu y de su estilo y lenguaje, está debidamente representada por el águila que es el símbolo de San Juan el Evangelista. También escribió el Apóstol tres epístolas: a la primera se le llama Católica, ya que está dirigida a todos los otros cristianos, particularmente a los que él convirtió, a quienes insta a la pureza y santidad de vida y a la precaución contra las artimañas de los seductores. Las otras dos son breves y están dirigidas a determinadas personas: una probablemente a la Iglesia local, y la otra a un tal Gayo, un comedido instructor de cristianos. A lo largo de todos sus escritos, impera el mismo inimitable espíritu de caridad. No es éste el lugar para hacer referencias a las objeciones que se han hecho a la afirmación de que San Juan sea el autor del cuarto Evangelio.
Predicando la Verdad y el amor
Los más antiguos escritores hablan de la decidida oposición de San Juan a las herejías de los ebionitas y a los seguidores del gnóstico Cerinto. En cierta ocasión, según San Ireneo, cuando Juan iba a los baños públicos, se enteró de que Cerinto estaba en ellos y entonces se devolvió y comentó con algunos amigos que le acompañaban: "¡Vámonos hermanos y a toda prisa, no sea que los baños en donde está Cerinto, el enemigo de la verdad, caigan sobre su cabeza y nos aplasten!".
Dice San Ireneo que fue informado de este incidente por el propio San Policarpio el discípulo personal de San Juan. Por su parte, Clemente de Alejandría relata que en cierta ciudad cuyo nombre omite, San Juan vio a un apuesto joven en la congregación y, con el íntimo sentimiento de que mucho de bueno podría sacarse de él, lo llevó a presentar al obispo a quien él mismo había consagrado. "En presencia de Cristo y ante esta congregación, recomiendo este joven a tus cuidados". De acuerdo con las recomendaciones de San Juan, el joven se hospedó en la casa del obispo, quien le dio instrucciones, le mantuvo dentro de la disciplina y a la larga lo bautizó y lo confirmó. Pero desde entonces, las atenciones del obispo se enfriaron, el neófito frecuentó las malas compañías y acabó por convertirse en un asaltante de caminos. Transcurrió algún tiempo, y San Juan volvió a aquella ciudad y pidió al obispo: "Devuélveme ahora el cargo que Jesucristo y yo encomendamos a tus cuidados en presencia de tu iglesia". El obispo se sorprendió creyendo que se trataba de algún dinero que se le había confiado, pero San Juan explicó que se refería al joven que le había presentado y entonces el obispo exclamó: "¡Pobre joven! Ha muerto". "¿De qué murió, preguntó San Juan. "Ha muerto para Dios, puesto que es un ladrón" , fue la respuesta. Al oír estas palabras, el anciano Apóstol pidió un caballo y un guía para dirigirse hacia las montañas donde los asaltantes de caminos tenían su guarida. Tan pronto como se adentró por los tortuosos senderos de los montes, los ladrones le rodearon y le apresaron. "¡Para esto he venido!", gritó San Juan. "¡Llevadme con vosotros!" Al llegar a la guarida, el joven renegado reconoció al prisionero y trató de huir, lleno de vergüenza, pero Juan le gritó para detenerle: "¡Muchacho! ¿Por qué huyes de mí, tu padre, un viejo y sin armas? Siempre hay tiempo para el arrepentimiento. Yo responderé por ti ante mi Señor Jesucristo y estoy dispuesto a dar la vida por tu salvación. Es Cristo quien me envía". El joven escuchó estas palabras inmóvil en su sitio; luego bajó la cabeza y, de pronto, se echó a llorar y se acercó a San Juan para implorarle, según dice Clemente de Alejandría, una segunda oportunidad. Por su parte, el Apóstol no quiso abandonar la guarida de los ladrones hasta que el pecador quedó reconciliado con la Iglesia.
Aquella caridad que inflamaba su alma, deseaba infundirla en los otros de una manera constante y afectuosa. Dice San Jerónimo en sus escritos que, cuando San Juan era ya muy anciano y estaba tan debilitado que no podía predicar al pueblo, se hacía llevar en una silla a las asambleas de los fieles de Efeso y siempre les decía estas mismas palabras: "Hijitos míos, amaos entre vosotros . . ." Alguna vez le preguntaron por qué repetía siempre la frase, respondió San Juan: "Porque ése es el mandamiento del Señor y si lo cumplís ya habréis hecho bastante".
San Juan murió pacíficamente en Efeso hacia el tercer año del reinado de Trajano, es decir hacia el año cien de la era cristiana, cuando tenía la edad de noventa y cuatro años, de acuerdo con San Epifanio.
Según los datos que nos proporcionan San Gregorio de Nissa, el Breviarium sirio de principios del siglo quinto y el Calendario de Cartago, la práctica de celebrar la fiesta de San Juan el Evangelista inmediatamente después de la de San Esteban, es antiquísima. En el texto original del Hieronymianum, (alrededor del año 600 P.C.), la conmemoración parece haber sido anotada de esta manera: "La Asunción de San Juan el Evangelista en Efeso y la ordenación al episcopado de Santo Santiago, el hermano de Nuestro Señor y el primer judío que fue ordenado obispo de Jerusalén por los Apóstoles y que obtuvo la corona del martirio en el tiempo de la Pascua". Era de esperarse que en una nota como la anterior, se mencionaran juntos a Juan y a Santiago, los hijos de Zebedeo; sin embargo, es evidente que el Santiago a quien se hace referencia, es el otro, el hijo de Alfeo.
La frase "Asunción de San Juan", resulta interesante puesto que se refiere claramente a la última parte de las apócrifas "Actas de San Juan". La errónea creencia de que San Juan, durante los últimos días de su vida en Efeso, desapareció sencillamente, como si hubiese ascendido al cielo en cuerpo y alma puesto que nunca se encontró su cadáver, una idea que surgió sin duda de la afirmación de que aquel discípulo de Cristo "no moriría", tuvo gran difusión aceptación a fines del siglo II. Por otra parte, de acuerdo con los griegos, el lugar de su sepultura en Efeso era bien conocida y aun famosa por los milagro que se obraban allí.
El "Acta Johannis", que ha llegado hasta nosotros en forma imperfecta y que ha sido condenada a causa de sus tendencias heréticas, por autoridades en la materia tan antiguas como Eusebio, Epifanio, Agustín y Toribio de Astorga, contribuyó grandemente a crear una leyenda. De estas fuentes o, en todo caso, del pseudo Abdías, procede la historia en base a la cual se representa con frecuencia a San Juan con un cáliz y una víbora. Se cuenta que Aristodemus, el sumo sacerdote de Diana en Efeso, lanzó un reto a San Juan para que bebiese de una copa que contenía un líquido envenenado. El Apóstol tomó el veneno sin sufrir daño alguno y, a raíz de aquel milagro, convirtió a muchos, incluso al sumo sacerdote. En ese incidente se funda también sin duda la costumbre popular que prevalece sobre todo en Alemania, de beber la Johannis-Minne, la copa amable o poculum charitatis, con la que se brinda en honor de San Juan. En la ritualia medieval hay numerosas fórmulas para ese brindis y para que, al beber la Johannis-Minne, se evitaran los peligros, se recuperara la salud y se llegara al cielo.
San Juan es sin duda un hombre de extraordinaria y al mismo tiempo de profundidad mística. Al amarlo tanto, Jesús nos enseña que esta combinación de virtudes debe ser el ideal del hombre, es decir el requisito para un hombre plenamente hombre. Esto choca contra el modelo de hombre machista que es objeto de falsa adulación en la cultura, un hombre preso de sus instintos bajos. Por eso el arte tiende a representar a San Juan como una persona suave, y, a diferencia de los demás Apóstoles, sin barba. Es necesario recuperar a San Juan como modelo: El hombre capaz de recostar su cabeza sobre el corazón de Jesús, y precisamente por eso ser valiente para estar al pie de la cruz como ningún otro. Por algo Jesús le llamaba "hijo del trueno". Quizás antes para mal, pero una vez transformado en Cristo, para mayor gloria de Dios.
Fuente Bibliográfica: Vidas de los Santos de Butler, Vol. IV.
Juan, hijo del ZebedeoBenedicto XVI, audiencia general, 5 de julio, 2006Zenit.orgQueridos hermanos y hermanas: Dedicamos el encuentro de hoy a recordar a otro miembro muy importante del colegio apostólico: Juan, hijo de Zebedeo, y hermano de Santiago. Su nombre, típicamente hebreo, significa «el Señor ha dado su gracia». Estaba arreglando las redes a orillas del lago de Tiberíades, cuando Jesús le llamó junto a su hermano (Cf. Mateo 4, 21; Marcos 1,19). Juan forma siempre parte del grupo restringido que Jesús lleva consigo en determinadas ocasiones. Está junto a Pedro y Santiago cuando Jesús, en Cafarnaúm, entra en casa de Pedro para curar a su suegra (Cf. Marcos 1, 29); con los otros dos sigue al Maestro en la casa del jefe de la sinagoga, Jairo, cuya hija volverá a ser llamada a la vida (Cf. Marcos 5, 37); le sigue cuando sube a la montaña para ser transfigurado (Cf. Marcos 9, 2); está a su lado en el Monte de los Olivos cuando ante el imponente Templo de Jerusalén pronuncia el discurso sobre el fin de la ciudad y del mundo (Cf. Marcos 13, 3); y, por último, está cerca de él cuando en el Huerto de Getsemaní se retira para orar con el Padre, antes de la Pasión (Cf. Marcos 14, 33). Poco antes de Pascua, cuando Jesús escoge a dos discípulos para preparar la sala para la Cena, les confía a él y a Pedro esta tarea (Cf. Lucas 22,8). Esta posición de relieve en el grupo de los doce hace en cierto sentido comprensible la iniciativa que un día tomó su madre: se acercó a Jesús para pedirle que sus dos hijos, Juan y Santiago, pudieran sentarse uno a su derecha y el otro a su izquierda en el Reino (Cf. Mateo 20, 20-21). Como sabemos, Jesús respondió planteando a su vez un interrogante: preguntó si estaban dispuestos a beber el cáliz que él mismo estaba a punto de beber (Cf. Mateo 20, 22). Con estas palabras quería abrirles los ojos a los dos discípulos, introducirles en el conocimiento del misterio de su persona y esbozarles la futura llamada a ser sus testigos hasta la prueba suprema de la sangre. Poco después, de hecho, Jesús aclaró que no había venido a ser servido sino a servir y a dar la vida en rescate de la multitud (Cf. Mateo 20, 28). En los días sucesivos a la resurrección, encontramos a los «hijos del Zebedeo» pescando junto a Pedro y a otros más en una noche sin resultados. Tras la intervención del Resucitado, vino la pesca milagrosa: «el discípulo a quien Jesús amaba» será el primero en reconocer al «Señor» y a indicárselo a Pedro (Cf. Juan 21, 1-13). Dentro de la Iglesia de Jerusalén, Juan ocupó un puesto importante en la dirección del primer grupo de cristianos. Pablo, de hecho, le coloca entre quienes llama las «columnas» de esa comunidad (Cf. Gálatas 2, 9). Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, le presenta junto a Pedro mientras van a rezar al Templo (Hechos 3, 1-4.11) o cuando se presentan ante el Sanedrín para testimoniar su fe en Jesucristo (Cf. Hechos 4, 13.19). Junto con Pedro recibe la invitación de la Iglesia de Jerusalén a confirmar a los que acogieron el Evangelio en Samaria, rezando sobre ellos para que recibieran el Espíritu Santo (Cf. Hechos 8, 14-15). En particular, hay que recordar lo que dice, junto a Pedro, ante el Sanedrín, durante el proceso: «No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído» (Hechos 4, 20). Esta franqueza para confesar su propia fe queda como un ejemplo y una advertencia para todos nosotros para que estemos dispuestos a declarar con decisión nuestra inquebrantable adhesión a Cristo, anteponiendo la fe a todo cálculo humano o interés. Según la tradición, Juan es «el discípulo predilecto», que en el cuarto Evangelio coloca la cabeza sobre el pecho del Maestro durante la Última Cena (Cf. Juan 13, 21), se encuentra a los pies de la Cruz junto a la Madre de Jesús (Cf. Juan 19, 25) y, por último, es testigo tanto de la tumba vacía como de la misma presencia del Resucitado (Cf. Juan 20, 2; 21, 7). Sabemos que esta identificación hoy es discutida por los expertos, pues algunos de ellos ven en él al prototipo del discípulo de Jesús. Dejando que los exegetas aclaren la cuestión, nosotros nos contentamos con sacar una lección importante para nuestra vida: el Señor desea hacer de cada uno de nosotros un discípulo que vive una amistad personal con Él. Para realizar esto no es suficiente seguirle y escucharle exteriormente; es necesario también vivir con Él y como Él. Esto sólo es posible en el contexto de una relación de gran familiaridad, penetrada por el calor de una confianza total. Es lo que sucede entre amigos: por este motivo, Jesús dijo un día: «Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos… No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer». (Juan 15, 13. 15). En los apócrifos «Hechos de Juan» el apóstol, no se le presenta como fundador de Iglesias, ni siquiera como guía de una comunidad constituida, sino como un itinerante continuo, un comunicador de la fe en el encuentro con «almas capaces de esperar y de ser salvadas» (18, 10; 23, 8). Le empuja el deseo paradójico de hacer ver lo invisible. De hecho, la Iglesia oriental le llama simplemente «el Teólogo», es decir, el que es capaz de hablar en términos accesibles de las cosas divinas, revelando un arcano acceso a Dios a través de la adhesión a Jesús. El culto de Juan apóstol se afirmó a partir de la ciudad de Éfeso, donde según una antigua tradición, habría vivido durante un largo tiempo, muriendo en una edad extraordinariamente avanzada, bajo el emperador Trajano. En Éfeso, el emperador Justiniano, en el siglo VI, construyó en su honor una gran basílica, de la que todavía quedan imponentes ruinas. Precisamente en Oriente gozó y goza de gran veneración. En los iconos bizantinos se le representa como muy anciano, según la tradición murió bajo el emperador Trajano-- y en intensa contemplación, con la actitud de quien invita al silencio. De hecho, sin un adecuado recogimiento no es posible acercarse al misterio supremo de Dios y a su revelación. Esto explica por qué, hace años, el patriarca ecuménico de Constantinopla, Atenágoras, a quien el Papa Pablo VI abrazó en un memorable encuentro, afirmó: «Juan se encuentra en el origen de nuestra más elevada espiritualidad. Como él, los "silenciosos" conocen ese misterioso intercambio de corazones, invocan la presencia de Juan y su corazón se enciende» (O. Clément, «Dialoghi con Atenagora», Torino 1972, p. 159). Que el Señor nos ayude a ponernos en la escuela de Juan para aprender la gran lección del amor de manera que nos sintamos amados por Cristo «hasta el final» (Juan 13, 1) y gastemos nuestra vida por Él. [Traducción del original italiano realizada por Zenit]

Santiago Apóstol ``Mayor´´


Santiago es uno de los doce Apóstoles de Jesús; hijo de Zebedeo. El y su hermano Juan fueron llamados por Jesús mientras estaban arreglando sus redes de pescar en el lago Genesaret.
Recibieron de Cristo el nombre "Boanerges", significando hijos del trueno, por su impetuosidad.
En los evangelios se relata que Santiago tuvo que ver con el milagro de la hija de Jairo. Fue uno de los tres Apóstoles testigos de la Transfiguración y luego Jesús le invitó, también con Pedro y Santiago, a compartir mas de cerca Su oración en el Monte de los Olivos.
Los Hechos de los Apóstoles relatan que éstos se dispersaron por todo el mundo para llevar la Buena Nueva. Según una antigua tradición, Santiago el Mayor se fue a España. Primero a Galicia, donde estableció una comunidad cristiana, y luego a la cuidad romana de Cesar Augusto, hoy conocida como Zaragoza. La Leyenda Aurea de Jacobus de Voragine nos cuenta que las enseñanzas del Apóstol no fueron aceptadas y solo siete personas se convirtieron al Cristianismo. Estos eran conocidos como los "Siete Convertidos de Zaragoza". Las cosas cambiaron cuando la Virgen Santísima se apareció al Apóstol en esa ciudad, aparición conocida como la Virgen del Pilar. Desde entonces la intercesión de la Virgen hizo que se abrieran extraordinariamente los corazones a la evangelización de España.
En los Hechos de los Apóstoles descubrimos fue el primer apóstol martirizado. Murió asesinado por el rey Herodes Agripa I, el 25 de marzo de 41 AD (día en que la liturgia actual celebra La Anunciación). Según una leyenda, su acusador se arrepintió antes que mataran a Santiago por lo que también fue decapitado. Santiago es conocido como "el Mayor", distinguiéndolo del otro Apóstol, Santiago el Menor.
La tradición también relata que los discípulos de Santiago recogieron su cuerpo y lo trasladaron a Galicia (extremo norte-oeste de España). Su restos mortales están en la basílica edificada en su honor en Santiago de Compostela. En España, Santiago es el mas conocido y querido de todos los santos. En América hay numerosas ciudades dedicadas al Apóstol en Chile, República Dominicana, Cuba y otros países.
Santiago y la Virgen María
Santiago Apóstol preparó el camino para la Virgen María en España y también preparó su llegada al "Nuevo Mundo". El es el Apóstol de la Virgen María, también es conocido como el Apóstol de la Paz.
En 1519, Cortes llegó a Veracruz, y en Lantigua construyó la primera Iglesia dedicada a Santiago Apóstol en el continente Americano. También en 1521, cuando México fue conquistada, Cortes construyó una Iglesia en las ruinas de los Aztecas que al igual fue dedicada a Santiago Apóstol. A esta Iglesia era que Juan Diego se dirigía el 9 de diciembre de 1531, para recibir clases de catecismo y oír la Santa Misa, ya que era la fiesta de la Inmaculada Concepción.
En 1981, se reportó el comienzo de las apariciones de Nuestra Señora en Medjugorie bajo el titulo "Reina de la Paz". Ya Santiago Apóstol se había hecho presente. Unos años antes, se había construido una Iglesia en ese lugar dedicada a Santiago Apóstol. Santiago siendo el Apóstol de la Paz, lleva en sus manos las llaves para abrir la puerta que traería la paz a Medjugorie.
Santiago Apóstol ha preparado el camino para que el mundo reconozca a la Virgen Santísima como "Pilar" de nuestra Iglesia.

viernes, 12 de septiembre de 2008

San Expedito


San Expedito fue comandante de una legión romana y como tal defendió al Imperio ante las invasiones de los Bárbaros. Al convertirse en cristiano fue martirizado (posiblemente por orden del emperador Diocleciano) en Melitene, Armenia (hoy Malatya, Turquía). Junto con él murieron sus compañeros de armas: Caio, Gálatas, Hermógenes, Aristónico y Rufo. Muchos otros mártires dieron gloria a Dios en su época, entre ellos Santa Filomena y San Jorge. Según la tradición, en el momento de la conversión, se le acercó el demonio, en forma de un cuervo que le gritaba "cras, cras cras" (En latín significa "Mañana, Mañana, Mañana"). Así trataba de persuadirlo a que dejase su decisión para después ya que el demonio sabe que lo que se deja para mañana hay mucha posibilidad de que se quede sin hacer. Pero Expedito aplastó al cuervo tentador con prontitud diciendo "¡HODIE, HODIE, HODIE!" (HOY, HOY, HOY). No dejaré nada para mañana, a partir de HOY seré cristiano". Así se convirtió en soldado de Cristo, utilizando desde ese momento su valor y disciplina para el Reino de Dios.
Aunque se desconoce el origen su nombre, aparece en la Martiriología Romana junto a Hermógenes y compañeros. Su nombre es sinónimo con prontitud y se le tiene por gran y pronto intercesor. A san Expedito se le invoca en problemas urgentes. Debemos saber que lo mas importante es renunciar a la vida de pecado y decidirnos cabalmente por Cristo. Seamos pues inspirados por su prontitud y valor al seguir a Cristo en tan difíciles circunstancias cuando los cristianos eran perseguidos a muerte. Que nosotros también digamos "HOY" a Jesús y aplastemos los engaños del tentador.
También se le venera como protector de jóvenes, estudiantes, enfermos, problemas laborales y de familia, y juicios.
Se alega que el santo aparece como un error de escribano cuando, en el siglo XIX, una caja de reliquias fue enviada a monjas francesas con la anotación: "expedir". Sheppard (1969). Pero esta hipótesis no puede ser cierta ya que Expedito era conocido en el siglo XVIII en Alemania y Sicilia y se le invocaba en casos de urgencia (Attwater).
En la iconografía, Expedito es representado como un soldado con una cruz en la que esta escrito "Hodie" (Hoy) y la hoja de palma (martirio). A sus pies hay un cuervo y la palabra "cras" (mañana).Aunque no aparece en el actual calendario litúrgico no deja de ser un santo reconocido por la Iglesia.
ORACION A SAN EXPEDITOPARA VENCER LAS PRUEBAS¡Señor Jesús acudo a tu auxilio!¡Virgen Santísima socórreme!San Expedito, tu que lleno de valor abrirste tu corazón a la gracia de Diosy no te dejaste llevar por la tentación de postergar tu entrega, ayúdame a no dejar para mañana lo que debo hacer hoy por amor a Cristo.Ayúdame desde el cielo a renunciar a todo vicio y tentación con el poder que Jesús me da.Que sea yo diligente, valiente y disciplinado al servicio del Señor,y no me acobarde ante las pruebas.Tú que eres el santo de las causas urgentes,te presento mi necesidad (intención). Sobre todo te pido que intercedas por mi para que persevere en la fe, y así llegue al gozo del cielo con Cristo, con la Virgen María, los ángeles y los santos. Amén

Andrés Apóstol


SAN ANDRES nació en Betsaida, población de Galilea situada a orillas del lago de Genezaret. Era hijo del pescador Jonás y hermano (le Sinmón Pedro. La Sagrada Escritura no especifica si era mayor o menor que éste. La familia tenía una casa en Cafarnaún y en ella se alojaba Jesús cuando predicaba en esa ciudad.
Discípulo de Juan Bautista Cuando San Juan Bautista empezó a predicar la penitencia, Andrés se hizo discípulo suyo. Precisamente estaba con su maestro, cuando Juan Bautista, después de haber bautizado a Jesús, le vio pasar y exclamó: "¡He ahí al cordero de Dios!" Andrés recibió luz del cielo para comprender esas palabras misteriosas. Inmediatamente, él y otro discípulo del Bautista siguieron a Jesús, el cual los percibió con los ojos del Espíritu antes de verlos con los del cuerpo. Volviéndose, pues, hacia ellos, les dijo: "¿Qué buscáis?" Ellos respondieron que querían saber dónde vivía y Jesús les pidió que le acompañasen a su morada.
Apóstol de Jesús Andrés y sus compañeros pasaron con Jesús las dos horas que quedaban del día. Andrés comprendió claramente que Jesús era el Mesías y, desde aquel instante, resolvió seguirle. Así pues, fue el primer discípulo de Jesús. Por ello los griegos le llaman "Proclete" (el primer llamado). Andrés llevó más tarde a su hermano a conocer a Jesús, quien le tomó al punto por discípulo, le dio el nombre de Pedro. Desde entonces, Andrés y Pedro fueron discípulos de Jesús.
Al principio no le seguían constantemente, como habían de hacerlo más tarde, pero iban a escucharle siempre que podían y luego regresaban al lado de su familia a ocuparse de sus negocios. Cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Pedro y Andrés pescando en el lago y los llamó definitivamente al ministerio apostólico, anunciándoles que haría de ellos pescadores de hombres. Abandonaron inmediatamente sus redes para seguirle y ya no volvieron a separarse de él.
Al año siguiente, nuestro Señor eligió a los doce Apóstoles; el nombre de Andrés figura entre los cuatro primeros en las listas del Evangelio.
También se le menciona a propósito de la multiplicación de los panes (Juan, 6, 8-9) y de los gentiles que querían ver a Jesús (Juan, 12, 20-22)
Después de PentecostésAparte de unas cuantas palabras de Eusebio, quien dice que San Andrés predicó en Scitia, y de que ciertas "actas" apócrifas que llevan el nombre del apóstol fueron empleadas por los herejes, todo lo que sabemos sobre el santo procede de escritos apócrifos. Sin embargo, hay una curiosa mención de San Andrés en el documento conocido con el nombre de "Fragmento de Muratori", que data de principios del siglo III: "El cuarto Evangelio (fue escrito) por Juan, uno de los discípulos. Cuando los otros discípulos y obispos le urgieron (a que escribiese), les dijo: "Ayunad conmigo a partir de hoy durante tres días, y después hablaremos unos con otros sobre la revelación que hayamos tenido, ya sea en pro o en contra. Esa misma noche, fue revelado a Andrés, uno de los Apóstoles, que Juan debía escribir y que todos debían revisar lo que escribiese".
Teodoreto cuenta que Andrés estuvo en Grecia; San Gregorio Nazianceno especifica que estuvo en Epiro, y San Jerónimo añade que estuvo también en Acaya. San Filastrio dice que del Ponto pasó a Grecia, y que en su época (siglo IV) los habitantes de Sínope afirmaban que poseían un retrato auténtico del santo y que conservaban el ambón desde el cual había predicado en dicha ciudad. Aunque todos estos autores concuerdan en la afirmación de que San Andrés predicó en Grecia, la cosa no es absolutamente cierta.
En la Edad Media era creencia general que San Andrés había estado en Bizancio, donde dejó como obispo a su discípulo Staquis (Rom. 14,9). El origen de esa tradición es un documento falso, en una época en que convenía a Constantinopla atribuirse un origen apostólico para no ser menos que Roma, Alejandría y Antioquía. (El primer obispo de Bizancio del que consta por la historia, fue San Metrófanes, en el siglo IV).
MartirioEl género de muerte de San Andrés y el sitio en que murió son también inciertos. La "pasión" apócrifa dice que fue crucificado en Patras de Acaya. Como no fue clavado a la cruz, sino simplemente atado, pudo predicar al pueblo durante dos días antes de morir. Según parece, la tradición de que murió en una cruz en forma de "X" no circuló antes del siglo IV.
En tiempos del emperador Constancio II (+361), las presuntas reliquias de San Andrés fueron trasladadas de Patras a la iglesia de los Apóstoles, en Constantinopla. Los cruzados tomaron Constantinopla en 1204, y, poco después las reliquias fueron robadas y trasladadas a la catedral de Amalfi, en Italia.
San Andrés es el patrono de Rusia y de Escocia. Según una tradición que carece de valor, el santo fue a misionar basta Kiev. Nadie afirma que haya ido también a Escocia, y la leyenda que se conserva en el Breviario de Aberdeen y en los escritos de Juan de Fordun, no merece crédito alguno. Según dicha leyenda, un tal San Régulo, que era originario de Patras y se encargó de trasladar las reliquias del apóstol en el siglo IV, recibió en sueños aviso de un ángel de que debía tras portar una parte de las mismas al sitio que se le indicaría más tarde. De acuerdo con las instrucciones, Régulo se dirigió hacia el noroeste, "hacia el extremo de la tierra"". El ángel le mandó detenerse donde se encuentra actualmente Saint Andrews, Régulo construyó ahí una Iglesia para las reliquias, fue elegido primer obispo del lugar y evangelizó al pueblo durante treinta años. Probablemente esta leyenda data del siglo VIII. El 9 de mayo se celebra en la diócesis de Saint Andrews la fiesta de la traslación de las reliquias.
El nombre de San Andrés figura en el canon de la misa, junto con los de otros Apóstoles. También figura, con los nombres de la Virgen Santísima y de San Pedro y San Pablo, en la intercalación que sigue al Padrenuestro. Esta mención suele atribuirse a la devoción que el Papa San Gregorio Magno profesaba al santo, aunque tal vez data de fecha anterior.
-Vidas de los Santos de Butler, Vol. IV.

Era hermano de Pedro y socio en el negocio de la pesca. Habia dejado su trabajo por seguir a Juan Bautista y conoció a Jesús cuando fue a bautisarse en el Jordán. Apartir de allí lo siguió para siempre

Felipe Apóstol


Felipe era de Betsaida. Fue el que anunció a Natanael que había encontrado al Mesías.
Interviene en el episodio de los peregrinos griegos, gentiles piadosos, que desean ver a Jesús. Es también el que pide al Señor, en el cenáculo, que le muestre al Padre.
Venia de una ciudad sercana a Galilea, la misma de la que eran Pedro y Andrés. Fue uno de los primeros en seguirlo

jueves, 11 de septiembre de 2008

Examen del dia



Examen del Día.
Cada noche busca un momento de silencio para recordar lo vivido en el día
*Revisa lo bueno que Dios te regalo:
Las alegrías que tuviste. El bien que has echo.
Los dones que has resibido. Las palabras, imanes, ideas, lecturas que te han dado paz y alegría al corazón
.....Es Dios que paso por tu día! Por todo eso te damos gracias!

*Revisa por donde no pudo pasar:
Las personas que no te han tratado bien. Las tareas que no cumplí. los pensamientos, palabras, imajenes, lecturas que me quitaron la alegria. Por todo eso te pedimos Señor. ¡Dame la gracia de corregirme! Para terminar puedes rezar un Padre Nuestro








San Elías


Leyendo las pocas páginas que nos hablan de él: 1 Reyes, cap. 17-19,21, y 2 Re 1-2, podemos intentar descubrir sus rasgos principales. He aquí algunos:
El hombre ante Dios: Aparece con frecuencia la expresión "el Señor a quien sirvo" o "ante el que estoy"; Elías no comparte con nadie su culto y quiere que el pueblo haga lo mismo.
Llevado por el Espíritu: Ved la respuesta tan sabrosa de Abdías en 1 Reyes 18,12. De ahí es de donde procede la fuerza del alma de Elías y de su libertad interior.
Su fe sin divisiones: Cuando el sacrificio del Carmelo (1 Re 18), intenta forzar al pueblo a elegir entre el Dios vivo, personal, que interviene en la historia, y las fuerzas naturales divinizadas, los baales. Como nosotros, Elías cree sin ver; porque Dios se lo pide, anuncia la llegada de la lluvia..., pero sin verla venir (1 Re 18,41 s).
Su intimidad son Dios: Su visión de Dios (1 Re 19), como la de Moisés (Ex 33,18s), es el modelo de la vida mística: es todo lo más que se le concede ver al hombre. Pero Elías sigue siendo un hombre como nosotros, desalentado, miedoso (19,ls). El versículo 19,12 debe traducirse: "Se oyó el ruido de un silencio": Dios no está en las fuerzas de la naturaleza divinizadas, sino que es el Dios oculto. En su oración -lo mismo que Moisés-Elías no cae en efusiones místicas, sino que habla a Dios de su misión.
De ensorde los pobres: Ante el rey y los poderosos, defiende al pobre (1 Re 21).
Su universalismo:Como cree en Dios sin divisiones y se deja conducir por el Espíritu, es libre para tratar con los paganos (1 Re 17); pero también a la mujer pagana le pide una fe incondicional (17, 13).
Las llorecillas de Elías (2 Re 1): Este relato popular, lo mismo que presentarán luego a Eliseo, contribuirá, por desgracia, a hacer de Elías un personaje justiciero que pide el fuego del cielo contra los pecadores.
La ascensi6nde Elías (2 Re 2). Como no se conocía su tumba, se llegó a pensar seguramente que había sido llevado junto a Dios. Lucas se inspirará en este texto para su relato de la ascensión de Jesús (Hech 1,6-11); Eliseo, que ve a Elías en su ascensión, recibirá su espíritu para continuar su misión, lo mismo que los discípulos recibirán el Espíritu de Jesús por haberlo visto elevarse.
Retrato hecho por los hombres
Nos limitamos al que nos pintan dos célebres carmelitas:
l) El ilustre historiador Juan Bta. Lezana (+1659) escribió este magnifico epitafio:
"Elogio para fiar a la puerta del paraíso terrenal:
Aquí vive,oh mortal aquel celeste celador de la honra divina. Elías es de doble espíritu, perfecto en la pureza, rico en virtudes, pobrisimo en bienes terrenos, gran amigo de Dios, enemigo del diablo, amable con los buenos, terrible para los impíos, nacido antes de Cristo, conversó con Cristo, reservado después de Cristo contra el Anticristo; Patriarca eximio. Profeta celebérrimo. Sacerdote grande, Monje, Padre de los Monjes, siempre casto, Fénix singular.
De Cristo futuro apóstol. Mártir, Precursor, Capitán, valiente defensor, heraldo de la verdad, ardientemente reilgioso, maduro sin quebranto, anciano sin vejez, mortal sin morir, nutrido sin alimento, de una longevidad sin achaques y - icosa admirable!- de una vida santísima que no se ha de extinguir hasta la consumación de los siglos.
Quien flageló a los tiranos, dio muerte a los sacrílegos, cerró con su palabra las nubes y tornólas a abrir, ungió Reyes e instituyó Profetas defensores; por los ángeles fue anunciado su nacimiento, allmentado en Carit, saludado en Horeb, donde, en medio de fragorosa tempestad y conmoción de los montes, cubriéndose con su palio el rostro, vio en cuanto era capaz, a Dios, el cual se le manifestó en el suave céfiro..."
2) El venerable mariólogo Arnoldo Bostio (+1499) lo llamó:
"Varón Evangélico antes del Evangello, Apostólico antes del tiempo de los Apóstoles, despreciador del mundo y de todas las cosas perecederas, apasionado seguidor de lo eterno, primer Virgen, Monje y Eremita, resplandor de costumbres, regla de virtudes, heraldo de la Virgen sagrada. Que con la instftución de la virginal castidad antecedió por mucho tiempo al Cordero sin mancha a donde quiera que hubiera de ir..."
Elías y el Carmelo
Un grupo de cozados llegados a Palestina a mediados del siglo XII, viendo la maravillosa topografía del Monte Carmelo, tan apto para la contemplación, decidieron queda rse allí y se entregaron sin reservas a imitar la vida del Profeta de Fuego, tal como la describían los libros de los Reyes, a base de la tradición monástica. El lugar les ayudaba a "fabricar la miel dulcísima de la contemplación".
Supuesto el vinculo entre Elías y el Carmelo, entre Elias y la vida religiosa, fijado por los Padres Griegos y Latinos, no es de extraflar que aquellos a quienes ya Santiago de Vitry había designado como "imitadores del santo varón y solitario Elías profeta", en el Monte Carmelo..., cerca de la fuente apellidada de Elías, en la Rubríca Prima de las Constituciones afirman su descendencia de los Padres tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, quienes desde el tiempo de Elías y de Eliseo habían habitado en el Monte Carmelo "para la contemplación de las cosas celestiales".
A pesar de ello, los carmelitas nunca se llamaron elianos, pues tomarán el nombre, como tantas otras Ordenes, no del Fundador, sino del lugar donde nacen.
Elias será para aquellos cozados que se reúnen en el Monte Carmelo la regla viva, que se propondrán imitar. Para ellos éste será el padre que les infundirá su espíritu: Carmelitarum Dux et Pater.
Para estos primeros carmelitas, la cosa fue fácil: deseaban imitar a aquel hombre extraordinario, tal como lo presentabá la Sagrada Escritura y porque los Padres lo habían visto como el prototipo del monacato.
Así de sencillo es el origen del Patríarcado ellano sobre el Carmelo.
Hoy, la así llamada "Cuestión eliana"sobre la sucesión heriditaria o entronque de los carmelitas de hoy con el Profeta Elías, que vive 900 años antes de Cristo, es una cuestión zanjada y, por lo tanto, así admitida: Elías es el Padre Espiritual o el Inspirador del Carmelo. Así lo ha escrito el P. R. García Villoslada, S.J.:
"Pero debemos anadirque no sin fundamento llaman su Padre a Elías, porque los fundadores y después todos los carmeiltas miraron siempre a aquel Profeta como a modelo y ejemplar, e inspirados en él, modelaron sus reglas y constituciones. Moralmente, pues, ha influido el Profeta Elías en la Orden Carmelitana casi tanto como San Agustín en los diversos Institutos que llevan su nombre, y se glorían de tenerle por Padre".
Elías, Padre espiritual del Carmelo
"Elías, aunque no sea él quien les haya dado una Regla escrita, con todo ha sido el ejemplo y el modelo de la santa vida de los carmelitas". Así escribió el célebre humanista benedictino, el Abad Juan Tritemio (+1516).
A esta afirmación de un extraño a la Orden baste añadir un hecho: Entre las estatuas de los fundadores de las Ordenes Religiosas que aparecen en la Basílica de San Pedro en Roma, está también la magnífica e impresionante del profeta Elias, con la siguiente inscripción, escrita por el mismo Papa Benedicto XIIIel 26.6.1725: "Universus Ordo Carmelitarum Fundatori suo Santo Eliae Prophetae erexit 1725. (La Orden entera de los Carmelitas, a su Santo Fundador, Elías, Profeta, la erigió el año 1725").
El entonces Procurador General de la Orden, Eliseo Monsignani, lleno de alegría, cursó a los Provinciales esta comunicación: "Ha llegado el tiempo en que, aun cuando los carmelitas callen, las piedras y los mármoles hablarán y dirán que el profeta Elías es el Padre y Fundador de los carmelitas".
¿De dónde arranca esta paternidad eliana?
El historiador de la primera mitad del siglo XIII,Jaime de Vitry, dice: "A ejemplo e imitación del santo y solitario varón Elías profeta, muchos anacoretas se retiraron en el Monte Carmelo..."
En virtud de esta tradición y de esta historia del patriarcado eliano los carmelitas deben procurar ajustar su vida a la de él. Fue éste el testamento que según la tradición dejó San Brocardo, Superior General del Carmelo, a los moradores de aquella Santa Montaña antes de expirar: "Ajustad vuestra vida a la vida ejemplar de la Bienaventurada Virgen Maria y de nuestro fundador, el Santo Profeta Elías".
El ha de ser para nosotros el espejo en el que a diario debemos miramos, como lo hacia San Antonio. Es lo que afirma el Bto. Juan Soreth (+1471) en su Exposición de la Regla: "Nosotros somos los Hijos de los Profetas, no según la carne, sino por la imitación de sus obras. El Redendor decía a los judíos que se gloriaban de proceder de Abrahán: "Haced las obras de Abrahán". Así hoy se debe decir a los carmelitas: "Haced las obras de Elías".
Así nos presenta a Elías el libro más importante de la espiritualidad Carmelitana después de la Regla, la Institución, como ejemplo a imitar.
He aquí un hecho básico e indiscutible: La conciencia moral eliana del Carmelo, su procedencia eliana en cuanto a la concepción contemplativa y apostólica de la vida religiosa.
Esto afirmaba el célebre Tomás Waldense, cuando deseaba que fuera para los carmelitas N. P. 5. Elías "unafuente de vida espiritual, un ideal que incita a la imitación y estimula al celo por el Dios de los ejércitos, de modo que, la vida espiritual del Carmelo halle en él, Elías, su especificación y su inspiración".
Su espiritualidad y su mensaje
En cuanto precede ya va implícita y explícita su espiritualidad y su mensaje para el hombre de hoy, que no puede ser más actualísimo.
Todo él se resume en su doble espíritu, que siempre enarboló el Carmelo como fundamento de su espiritualidad:
Este era su lema en doble vertiente:
a) Vida contemplativa, intimidad divina: "Vive el Señor, en cuya presencia yo vivo, yo estoy" (1 Re 17,1).
b) Vida apostólica, celo por la gloria de Dios y la justicia: "Me abraso de celo por el Señor, Dios de los ejércitos" (1 Re 19,10).
Elías Profeta es el CANTOR incansable del Dios vivo.
Si a este doble espíritu se le añade el amor tierno y filial a MARIA- a la que según la tradición él viera prefigurada en la célebre Nubecilla (1 Re 19, 44)- ya está completo el CARISMA DEL CARMELO.
Nos recordaba el papa Juan Pablo IIel 24.9.1983:
"Vuestro carisma hunde sus raíces en el Antiguo Testamento y se centra en torno a la grandiosa figura del Profeta Elías, el Profeta del Nuevo testamento.
El fue un hombre de Dios, Maestro testigo de oración. Como hijo del pueblo, es un ejemplo a seguir por vosotros de cómo tenéis que preocuparos de las necesidades del prójimo. Ello quiere decir que vosotros debéis ser hombres de Dios,testigos de la transcendencia divina, apóstoles de la Divina economía."
Resumiendo:
que prediquemos y vivamos al Dios único y verdadero.que demos muerte a los muchos ídolos que nos rodean.que vivamos siempre en la presencia del Señor."que contemplemos a Maria y tratemos de imitarla.
Su oración
Dios todopoderoso y eterno, que concediste a tu Profeta Elías, nuestro Padre, vivir en tu presencia y arder por el celo de tu gloria, concédenos buscar siempre tu rostro y ser en el mundo testigos de tu amor. Amén.

San Casimiro


Casimiro nació en 1458 en Cracovia (sur de Polonia). El tercero de los trece hijos del rey Casimiro. Su madre Isabel, hija del emperador de Austria, se esmeró en la formación católica de sus hijos. En una carta a una amiga enumera las cualidades que debe tener una buena madre.Casimiro tuvo además dos grandes maestros: 1-El Padre Juan, polaco con gran fama de santidad y sabiduría. Escribió: "Casimiro es un joven excepcional en cuanto a virtud".2-El profesor Calímaco, gran sabio que había sido secretario de Pío II. Según Calímaco: "Casimiro es un adolescente santo". Según los biógrafos de Casimiro, su más grande anhelo y su más fuerte deseo era siempre agradar a Dios. Para eso trataba de dominar su cuerpo, antes de que las pasiones sensuales mancharan su alma. A pesar de ser hijo del rey vestía sencillamente. Se mortificaba en el comer, en el beber, en el mirar y en el dormir. Muchas veces dormía sobre el puro suelo y se esforzaba por no tomar licor. Si tomamos en cuenta que vivía en un palacio donde el ambiente invitaba a la vida fácil, podremos entender la virtud de este joven santo. El centro de su devoción era la Pasión y Muerte de Jesucristo la cual meditaba a profundidad paso a paso. Era también muy devoto de Jesús Sacramentado. Mientras por el día ayudaba a su padre en el gobierno del reino, de noche pasaba horas de adoración. Demostró también gran amor a los pobres. La gente se admiraba de que siendo hijo de un rey, nunca ni en sus palabras ni en su trato se mostraba orgulloso o despreciador con ninguno, ni siquiera con los más miserables y antipáticos. Según el biógrafo enviado por el Papa León X, la caridad de Casimiro era casi increíble, un verdadero don del Espíritu Santo. Entregaba a los pobres no solo bienes materiales sino también su tiempo, sus energías, su inteligencia y su influencia respecto a su padre. Prefería siempre a los más afligidos, a los más pobres, a los extranjeros que no tenían a nadie que los socorriera, y a los enfermos. Defendía a los miserables y por eso el pueblo lo llamaba "el defensor de los pobres".Su padre quiso casarlo con la hija del Emperador Federico, pero Casimiro dijo que le había prometido a la Virgen Santísima conservarse en perpetua castidad.Los secretarios y otras personas que vivieron con Casimiro confirman que lo más probable es que este santo joven no cometió ni un solo pecado grave en toda su vida. Casimiro llegó, como San Luis Gonzaga, San Gabriel de la Dolorosa, San Estanislao de Koska, San Juan Berchmans y Santa Teresita de Jesús, a una gran santidad, en muy pocos años.Se enfermó de tuberculosis, y el 4 de marzo de 1484, a la edad de 26 años, murió santamente dejando en todos los más edificantes recuerdos de bondad y de pureza. Lo sepultaron en Vilma, capital de Lituania.IncorruptoA los 120 años de enterrado abrieron su sepulcro y encontraron su cuerpo incorrupto, como si estuviera recién enterrado. Ni siquiera sus vestidos se habían dañado, y eso que el sitio donde lo habían sepultado era muy húmedo. Sobre su pecho encontraron una poesía a la Sma. Virgen María, que él había recitado frecuentemente y que mandó que la colocaran sobre su cadáver cuando lo fueran a enterrar: "Cada día alma mía, di a María su alabanza. En sus fiestas la honrarás y su culto extenderás..."San Casimiro trabajó incansablemente por extender la religión católica en Polonia y Lituania. Sin duda su intercesión desde el cielo mantiene a estas naciones firmes en la fe, a pesar de grandes dificultades.
Nota: Conocí a Casimiro durante nuestra peregrinación a Polonia. Nació en Cracovia donde S.S. Juan Pablo II fue cardenal. La iglesia de la aldea donde nació Sta. Faustina se llama San Casimiro y tiene un hermoso vitral del santo.

San Diego


Nació de familia pobre en San Nicolás del Puerto, Sevilla. De muy joven se consagró al Señor como ermitaño en la capilla de San Nicolás de Bari, en su pueblo natal y después en la ermita de Albaida del Aljarafe (Sevilla), bajo la dirección de un sacerdote ermitaño.
Diego fue recibido como hermano lego en los franciscanos frailes menores de la observancia, en Arruzafa, Córdoba (España). Hoy se encuentra en el lugar el parador de Arruzafa.
En 1441 fue enviado de misionero a las Islas Canarias donde ejerció en el convento de Arrecife como portero. Los hermanos de la comunidad llegaron a pensar que su generosidad era excesiva. En 1445 lo nombraron guardián del convento de San Buenaventura en Fuenteventura. El nombramiento era algo excepcional por tratarse de un hermano lego.
Fue de peregrino a Roma con ocasión del jubileo del 1450 y de la canonización de Bernardino de Siena ese año. Una epidemia azotó la ciudad de Roma. San Diego sirvió de enfermero de convento de Ara Coeli durante tres meses. Muchos se sanaron milagrosamente.
Otro milagro fue la curación de un niño que se había quedado dormido dentro de un horno, el cual, al ser encendido, le causó graves quemaduras. Tras la intercesión del santo, el niño apareció sin quemaduras. San Diego solía atribuir los milagros a la Santísima Virgen María.
De regreso en España, lo asignaron al convento de Santa María de Jesús en Alcalá de Henares (1456) donde ejerció como portero y jardinero por siete años, hasta su muerte el 12 de Noviembre de 1463. La infección de su cuerpo emitía una milagrosa fragancia y su cuerpo estuvo incorrupto, no sufrió rigor mortis y continuó exudando fragancia.
San Diego vivió entre los mas humildes pero muerto fue visitado por los mas poderosos. Cardenales, reyes y príncipes acudieron ante sus restos. Enrique IV de Castilla vino a pedirle la curación de Beltraneja. Felipe II llevó el cuerpo de San Diego al palacio para pedirle la curación de su hijo que se había accidentado. Le milagro sería de la curación del príncipe carlos sería introducido en el proceso de canonización e inmortalizado por Lope de Vega.
Sus restos se encuentran en la catedral de Alcalá de Henares, en una urna de plata. Su cuerpo incorrupto se expone cada año el 13 de noviembre.
Canonizado en 1588, San Diego fue el único santo canonizado por Sixto VI.
Polémica del toponímico: Fray Diego siempre llevó en vida el nombre de su humilde pueblo, llamándose Fray Diego de San Nicolás. Con ese nombre se le conoce en la bula de su canonización. Sin embargo en el santoral apareció como San Diego de Alcalá.
En nombre de San Diego los franciscanos establecieron una misión en el sur de California que dio nombre a la ciudad que creció junto a ella.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

La Biblia


Llamamos Biblia o Sagrada Escritura a la colección de libros que «escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor, y como tales libros inspirados han sido entregados a la Iglesia» (cfr. Conc. Vaticano I, EB n° 62).
En la definición o descripción de la Biblia, se pueden apreciar ya dos características primarias de los libros que la componen:
a) que son divinamente inspirados, y tienen a Dios por autor principal; esto será objeto del trabajo sobre la Inspiración de la SE. Se trata de algo intrínseco al libro y que lo distingue de cualquier otro libro.
b) Y que han sido entregados a la Iglesia: cuáles son en concreto los libros que componen la Biblia, y qué criterios o normas han de aplicarse para reconocerlos, es objeto del trabajo sobre la Canonicidad de la S.E. Se trata de una nota extrínseca en cuanto que es la Iglesia la que al reconocerlos como inspirados los incluye en el depósito de la revelación.
Solo la conjunción de estas dos notas corresponde a los libros bíblicos.

Santa Virginia


Santa Virginia Centurione, Vda de Bracelli; nació en Génova, Italia en el año 1587. Hija del dux de la república en el bienio, Jorge Centurione y de Lelia Spinola. Por imposición paterna se casa con Gaspar Grimaldi Bracelli, tuvieron dos hijas, Gaspar enferma y murió en el año 1607. Virginia queda viuda con 20 años, hace voto de castidad y se aboca a los más necesitados; cuando casa a sus dos hija, dedica su vida al cuidado de enfermos, ancianos y marginados. Durante la guerra entre Siena y el duque de Saboya, convierte su casa en lugar de acogida. Desbordada por tanta gente, arrienda el convento de Montecalvario y traslada su acogida invocando la protección de Nuestra Señora del Refugio. Al cabo de tres años Virginia tenia tres casa de acogida con 300 necesitados; se le concede el reconocimiento oficial en el año 1635. Con el tiempo la obra se desarrolla en dos congregaciones religiosas. Juan Pablo II la proclama Beata en el año 1985. Su Santo se celebra el 15 de diciembre.

Santa María Santísima


¿Encontramos en las Escrituras sustentación para el dogma propuesto de "María Co-redentora, Mediadora de todas las Gracias y Abogada"?La Redención
La salvación de la humanidad fue lograda por el único Hijo de Dios, Jesucristo. La Pasión y Muerte de Cristo, nuestro único Redentor, no sólo fue un pago suficiente sino "superabundante" para la culpa humana y su consecuente deuda de castigo. Pero Dios quiso que este trabajo de salvación fuese logrado a través de la colaboración de una mujer, si bien respetando siempre su libre voluntad. "Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de Mujer"(Gal 4).
Co-redentora en las Escrituras
Penetrando en las Escrituras está la revelación de Dios que involucraría, en su plan de redención, primero y antes que nada, la colaboración de dos personas: la "mujer" y su "linaje". Esto está revelado en el libro del Génesis: "Pondrá enemistad entre tú y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: ella te aplastará la cabeza..."
(Gén 3:15), Este pasaje de la Escritura prefigura a María con su divino Hijo, en la promesa de la victoria sobre la serpiente. Revela la voluntad de Dios de que la "mujer" comparta el mismo "enemigo" (oposición absoluta), entre ella misma y la serpiente, al igual que lo hace su linaje", Jesucristo. Esta gran lucha y victoria sobre la serpiente prefigura el trabajo divino de la redención llevada a cabo por Jesucristo, con la íntima colaboración de la Madre del Redentor en este trabajo Salvífico.
Esta "colaboración" o "cooperación" o "participación" de la Madre de Jesús con su Hijo en el trabajo redentor de salvación, está mencionado en la Iglesia como "corredención Mariana", o más específicamente, María está mencionada como "la Co-redentora con el Redentor". Siempre permanece como una participación secundaria y subordinada, y nunca la pone en un nivel de igualdad con el único Redentor, Jesucristo, ni tampoco quita absolutamente nada de la gloria de su Hijo. Dios escogió dar al hombre sus atributos y sus tareas. Dios es infinito, el compartir de si mismo no reduce su gloria, más bien le permite brillar más esplendorosamente.
La Anunciación (Lc 1:26-28) proclama la gran tarea de la salvación, y también descubre la participación de dos personas: El Redentor y la Madre de] Redentor. A la Virgen se le pide dar su libre y total consentimiento para concebir este hijo, Ella no es un mero recipiente pasivo del mensaje, sino que le da un rol activo, el cielo espera su libre elección. Es precisamente por su libre consentimiento de colaborar en el plan salvífico de Dios, por lo que se convierte en la Co-redentora.
La profecía de Simeón dada María, "y a tí misma una espada te atravesará el alma" (Lc 2:35), afirma la singular participación de María en el trabajo de la redención, puesto que le advierte que tendrá que sufrir un dolor indecible que atravesará su alma, para la salvación de la humanidad.
Juan 19:25 nos relata sobre la Madre de Jesús al pie de la cruz, perseverando con su Hijo en la terrible hora de la agonía, y con esto sufriendo, la muerte de su Hijo. Por tanto, también en su propio sufrimiento la Madre del Redentor participa en la misión redentora de Jesucristo, Esta es la "corredención Mariana", más perfectamente formulada en el término: "Co- redentora".
En la providencia misteriosa y misericordiosa de Dios, quiso que no solamente el hombre fuera redimido por la Sangre de Cristo, sino también darle una participación en la misión redentora de Jesús. María como nuestra "bondad" no hace a Dios menos bondadoso, tampoco su participación en el plan salvífico le quita a Jesús su rol excepcional como Redentor.
El Papa Juan Pablo II dijo en su discurso dado en el santuario Mariano de Guayaquil en 1985:
"María nos precede y nos acompaña, El silencioso itinerario que inicia con su Inmaculada Concepción y pasa por el 'sí' de Nazaret que la hace la Madre de Dios, encuentra en el Calvario un momento particularmente señalado. También allí, aceptando y asintiendo al sacrificio de su Hijo, es María la aurora de la Redención, Crucificada espiritualmente con su Hijo crucificado (cf. Gal 2:20), contemplaba con caridad heroica la muerte de su Dios, "consintiendo amorosamente en la inmolación de la Víctima que Ella misma había engendrado" (Lumen Gentium, 58) ... Efectivamente, en el Calvario, Ella se unió a si misma con el sacrificio de su Hijo que tendía a la formación de la Iglesia,_ su corazón materno compartía hasta el fondo la voluntad de Cristo 'de reunir en uno todos los hijos de Dios que estaban dispersos" (Jn 11:52). Habiendo sufrido por la Iglesia, María merecía convertirse en la Madre de todos los discípulos de su Hijo, la Madre de su unidad ... Efectivamente, el rol de María como Corredentora no cesó con la glorificación de su Hijo" (Inseg. VIII/I (1985) 318/319 [ORE 876:71).
Llamamos a María la Co-redentora, porque toda su vida fue un compartir en la misión redentora de su Hijo, la que llegó a su clímax al pie de la Cruz en el Calvario. Verdaderamente en el Calvario, la Madre de Jesús se convirtió, a través de sus sufrimientos con el Redentor, en la Madre de todos los pueblos,
Mediadora en la Escritura
Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres (cf. 1 Tm 2:5), pero todos los Cristianos estamos llamados a participar en la mediación de Jesucristo. Todos los bautizados participamos en la mediación de Cristo por medio de orar los unos por los otros. En nuestros obras de caridad y evangelización, "mediarnos" a Cristo a los demás. Dios le pidió a la Santísima Virgen María que tomara parte en la mediación de su divino Hijo de una manera única y privilegiada, como ninguna otra criatura.
El título de "Mediadora de todas las Gracias" es apropiado para María, simplemente porque de hecho le dio a Jesús su naturaleza humana. Al aceptar la invitación de ser su Madre, se convirtió en la "portadora de Dios" y por tanto nos medía a Jesucristo, autor de todas las gracias. Por tanto, la Anunciación (Lc 1:26-38) es un evento de mediación por parte de Nuestra Señora, al encontrarse a si misma "en medio", esto es, entre Dios y nosotros. Ella, sola, aceptó libremente si daba o no carne a la segunda persona de la Trinidad.
"Mediadora de todas las Gracias" es también un título que encaja a la Santísima Virgen, a la luz de Lucas 1:41, en la que la presencia física de María medía la gracia a Juan el Bautista aún no nacido, al llevarle la presencia del Redentor en su seno, resultando en la santificación del Bautista.
También vemos la mediación de María en las Bodas de Caná (cf. Jn 2:1-11), y más significativamente vemos los efectos de su mediación: "Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos".
Mientras nuestro Señor estaba muriendo en la Cruz, le dio a su Madre Virgen el nuevo rol como Madre de todos los Cristianos: "Mujer, ahí tienes a tu hijo!... Ahí tienes a tu madre!" (Jn 19:26-27). Al mandato del Señor, la Santísima Virgen se convierte la Madre de todos los Cristianos (y universalmente la Madre de todos los pueblos), y desde este momento es llamada a ejercitar sus deberes sobrenaturales como nuestra Madre espiritual. Esto con toda seguridad significa que tiene la tarea de alimentar a sus hijos, lo que hace mediando las gracias de la Redención de Cristo para la humanidad. Por tanto, es la "Mediadora de todas las Gracias".
Abogada en la Escrituras
El uso escriturístico del término "abogada", significa literalmente 1lamada a ayudar". Jesús y el Espíritu Santo son "Abogados" ante el Padre en el plan de la salvación humana; Jesús nos redime, el Espíritu Santo nos santifica. Decimos que María es Abogada, porque siempre intercede por nosotros orando ante su Hijo Jesucristo en nuestro favor.
Las escrituras manifiestan el rol de la Madre de Jesús en el plan de salvación, como la Abogada de las necesidades de la familia humana.
En el Antiguo Testamento, la gran tradición de la "Reina Madre", manifiesta el rol de la madre del Rey David como la principal Abogada del pueblo de Israel ante su hijo, el rey (Cf. 1 R 2:19). Esto prefigura hermosamente el rol de María como Abogada, para cuando Jesucristo, el Rey de reyes entre en la historia humana, así también María, la "Reina Madre" de] Nuevo Testamento, se convierte en la Abogada del Pueblo de Dios, María fue nuestra Abogada en la Anunciación, cuando aceptó participar, por nosotros, en el plan de Dios para la salvación del género humano (Cf. Lc 1:26-38).
Nuestra Señora también manifestó su abogacía en las bodas de Caná (Cf. Jn 2: 1-11), en donde intercedió por una necesidad específica de la gente durante las bodas, y como Abogada consiguió obtener de su Hijo lo que era necesario (cf. Jn 2:8-10). El Papa Juan Pablo II refiriéndose a este pasaje de la Escritura, dice que María es la "vocera de la voluntad de su Hijo", y que "Ella sabe que puede decirle a su Hijo las necesidades de la humanidad, y de hecho, tiene el 'derecho' de hacerlo así" (cf. Redemptoris Mater, n. 2 1 ).
En Pentecostés, María intercede "en oración" como nuestra Abogada para la venida del Espíritu Santo, nuestro Abogado divino. (cf. Hech 1:14).
En Juan 19:26, María nos es dada como Madre. Como Madre de todos los Cristianos ejercita su rol de Abogada del pueblo de Dios, un rol que no cesa después de su Asunción a los cielos. El Vaticano Segundo declara: "Por su maternal, cuida de la hermandad de su Hijo, misma que aún viaja en la tierra rodeada dé peligros y dificultades, hasta que sea conducida a la casa santa" (Lumen Gentium, n. 62).
¿Encontramos sustentación en la fe de la Iglesia primitiva para este Dogma propuesto?
Co-redentora en la Iglesia primitiva
El rol corredentivo de María con nuestro Señor en la obra de la redención, surge como un tema importante en la Iglesia primitiva, empezando con San Justino y San Ireneo en el Siglo II. Usaron la imagen del "Nuevo Adán" (Jesús) y de la "Nueva Eva" (María): La vida de la gracia, que el primer Adán y la primera Eva juntamente perdieron para la humanidad, fue juntamente restablecida por el Nuevo Adán y la Nueva Eva, La virgen Eva, cooperó internamente con Adán, a través de su desobediencia, en el pecado que perdió la vida de la gracia para la familia humana (cf. Gén 3:6); la Virgen María, con su obediencia al Padre (Cf. Lc 1:38), cooperó interiormente con Jesucristo, el Nuevo Adán, en la salvación de la familia humana a través de su redención.
La participación sin igual de María en la redención de la raza humana como la Nueva Eva, fue la enseñanza universal Cristiana en la Iglesia primitiva. De hecho, el gran erudito Patrístico, John Henry Newman, dijo que "en el tiempo de Sn, Jerónimo (331-420), el contraste entre Eva y María habla casi pasado a ser un proverbio". Sn, Jerónimo anotó: "Per Evam mors, per Mariam vita" ("A través de Eva la muerte, a través de María la Vida").
Mediadora en la Iglesia primitiva
Para el siglo cuarto, los Padres de la Iglesia manifestaron un profundo entendimiento de la función de María como Mediadora. Sn. Efraín dijo refiriéndose a la Santísima Virgen: "Con el Mediador, tu eres la Mediadora del mundo entero" (S. Ephaem, Syri opera graeca et latine, ed, Assemani, v. 3, Romae, pp. 525, 528-9, 532), En uno de sus más grandes sermones Marianos de la antigüedad, Sn. Cirilo de Alejandría dijo: "Dios te salve María Theotokos, venerable tesoro del mundo ... es a través de ti que la Santísima Trinidad es glorificada y adorada...a través de quien el tentador, el demonio es arrojado del cielo, a través de quien la criatura caída es elevada al cielo, a través de quien toda la creación una vez aprisionada por la idolatría, ha llegado al conocimiento de la verdad, a través de quien el santo bautismo ha llegado a los bautizados a través de quien las naciones son llevadas al arrepentimiento..." (Hom. In Deiparam, PG 65, p, 68l), Antipadre de Bostra, otro Padre del Concilio de Efeso (43l), escribió: "Dios te salve a ti que gustosamente intercedes como una Mediadora para la humanidad".
Sn. Andrés de Creta, Sn. Juan Damasceno, Sn, Germano de Constantinopla, Sn, Pedro Damián, Sn. Bernardo de Clairvaux y Sn. Bernardino de Siena, hablaron, ya sea explícitamente de María como Mediadora de todas las Gracias, o explícitamente de la mediación Mariana, Tales menciones se han vuelto cada vez más frecuentes por Doctores de la Iglesia, místicos, santos y escritores a través de la Edad Media hasta la era moderna. Por ejemplo, Sn. Bernardo de Claivaux aseveró: "Dios ha querido que no recibamos nada que no haya pasado por las manos de María" (Hom, III in vig. Nativit., n. 10, PL 183, 100).
Abogada en la Iglesia primitiva
La Iglesia primitiva fue rápida en confirmar el rol de María como Abogada en el plan de salvación de Dios. Ya para el Siglo II Sn, Irineo había dicho: "Y mientras Eva habla desobedecido a Dios, María fue persuadida de obedecer a Dios, tal que la Virgen María se convierta en abogada (advocata) de la virgen Eva" (Adversus Haereses V, C. 19, l), Sn. Efraín llamó a María la "Abogada amigable de los pecadores" (S, Ephaem Syri tesfim, de B.V.M. mediatione, Ephemerides Theologicae Lovanienses, IV, Fasc. 2, 1927). Otros Padres de la Iglesia que se refieren a la abogacía de María fueron: Sn. Germano de Constantinopla, Sn. Romanos el cantante y Bernardo de Clairvaux.
También debe anotarse que las antiguas oraciones Marianas manifestaban confianza en el poder de intercesión maternal de María, en tiempos difíciles para su hijos espirituales en la fe. Una de tales oraciones fue la de Sub Tuum (Siglo I): "Bajo tu amparo nos acogemos ¡Oh Santa Madre de Dios!, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todos los peligros ¡Oh Virgen gloriosa y bendita!".
La abogacía de María no implica de ninguna manera que no podamos rezar directamente a Dios por nosotros mismos; más aún, Jesús mismo nos enseñó a rezar a "Nuestro Padre" que está en los cielos. No obstante, los Cristianos han conocido desde hace mucho tiempo la poderosa intercesión de Nuestra Señora ante Dios, y por tanto, han invocado desde los primeros días de la Iglesia a la Madre de Jesús para que una sus oraciones a las de sus hijos, como se puede ver en la oración de Sub Tuum.
¿Cuál es la exposición razonada para este Dogma?
Los Padres del Concilio Vaticano II aseveraron manifiestamente, que su tratamiento a la Madre de Jesús no constituía una "doctrina completa sobre María", puesto que esa no era su intención. Por tanto, Vaticano II reconoció la necesidad de una mayor clarificación y desarrollo teológico, para completar la doctrina sobre María. (cf. Lumen Gentium, n.54).
El cuerpo de la doctrina Mariana permanecerá incompleta, hasta que la Iglesia presente un dogma que defina directamente la naturaleza del rol de María con el Redentor en la obra de nuestra salvación, y su relación con nosotros como la Madre de todos los Cristianos. Los primeros cuatro Dogmas Marianos definen las verdades que identifican los dones y prerrogativas personales de Nuestra Señora (Madre de Dios, Virginidad Perpetua, Inmaculada Concepción y Asunción Gloriosa). Aún tenemos que definir la verdad total sobre la Madre del Redentor en su relación con nosotros, con la Iglesia y de su participación en la redención al servicio de la Iglesia.
Adicionalmente, este nuevo Dogma Mariano traerá grandes beneficios a la Iglesia, particularmente con respecto a la relación de cada persona con la Madre del Redentor. La definición proveerá una fundamentación urgentemente requerida para el afluencia de la devoción Mariana contemporánea, la que sin bases dogmáticas corre el peligro de extremos devocionales, ya sea 'Talsa exageración" o "una actitud demasiado sumaria" (cf. Lumen Gentium, n. 67). El auténtico amor a María como una devoción, debe estar firmemente fundado en la verdad sobre María como un dogma.
Tenemos hoy en día las muy ricas enseñanzas del Pontífice actual sobre María, el Papa Juan Pablo II, con especial atención dada a la corredención y mediación de María. Contamos también con las enseñanzas del Concilio Vaticano II sobre la corredención y mediación Mariana, claramente manifiestas en Lumen Gentium, no. 56-62. Adicionalmente, estas mismas verdades doctrinales están presentes en la rica tradición del magisterio papal de los Siglos XIX y XX. Agregados a esto, están las muy distinguidas voces de dentro de la Iglesia que están pidiendo la definición solemne, incluyendo a más de 500 obispos, 44 cardenales y aproximadamente 4.8 millones de peticiones de fieles Católicos de 157 países de los 5 continentes.
Como hay una gran efusión de gracias posterior a cualquier dogma de la Iglesia, la proclamación solemne de la Santísima Virgen María como Co-redentora, Mediadora de todas las Gracias y Abogada, también será una ocasión de grandes gracias para la Iglesia y para el mundo, derramadas por Ella, que es verdaderamente la Madre de todos los pueblos. Estos títulos, que están doctrinalmente establecidos, deberían ser proclamados como un dogma para la mayor gloria y honor de Dios, para el incremento de reverencia y honor debido a su Madre, y para el incremento de nuestra propia disposición para recibir la gracia de Dios.
Finalmente, debemos hacemos esta pregunta muy apropiada mientras llegamos al umbral del Tercer Milenio: ¿Cómo podemos celebrar adecuadamente la Encarnación de nuestro Señor en el Año 2000, sin honrar adecuadamente a la mujer y madre que lo hizo posible?
¿La designación de María como Co-redentora o Mediadora de todas las Gracias distrae de la singularidad y de la suficiencia de Jesucristo, el único Redentor y el único Mediador?
Jesucristo como verdadero Dios y verdadero hombre redime a la familia humana, mientras que María como Co-redentora, participa con el Redentor en su único perfecto Sacrificio de una manera completamente subordinada y dependiente. La palabra clave aquí es "participación" en aquello que es exclusivamente verdad de Jesucristo. El título de "Co-redentora" nunca pone a María a nivel de igualdad con nuestro Señor; al contrario, se refiere a la participación única e íntima de María con su Hijo divino en la obra de la redención. "Co-redentora" es una palabra latina; el prefijo "co" en este título, se deriva de la palabra del Latín "cum", que significa "con", no "igual a". Los sufrimientos de María son eficaces para la redención del hombre, porque están totalmente enraizados en las gracias redentivas de Cristo y unidas a Su voluntad redentora.
Igualmente, como Mediadora, la Madre de Jesús no "rivaliza" con la mediación de Cristo, sino más bien participa en la única mediación de Jesucristo. Imaginemos el agua de un estanque que llega a la gente a través de un sistema de acueductos o canales. Por analogía, Jesús es el "estanque" infinito de toda gracia, la cual nos es distribuida a través de María. Jesús, el único mediador, no excluye mediadores secundarios y subordinados. En la audiencia del Miércoles 1 de Octubre de 1997, el Papa Juan Pablo II habla sobre este tema específico:
"La mediación maternal de María no obscurece la única y perfecta mediación de Cristo. En verdad, después de llamar a María 'Mediadora', el Concilio es cuidadoso de explicar que esto "Ni toma nada ni agrega nada a la dignidad y eficacia de Cristo el único Mediador' (Lumen Gentium, n. 62) ... Adicionalmente, el Concilio establece que 'la funci6n de María como Madre del hombre de ninguna manera obscurece o disminuye esta única mediación, sino más bien, muestra su poder' (Lumen Gentium, n. 60).
"Por tanto, lejos de ser un obstáculo al ejercicio de la única mediación de Cristo, María más bien pone de relieve su fecundidad y eficacia ... Al proclamar a Cristo el único mediador (cf. 1 Tm 2:5-6), el texto de la Carta de San Pablo a Timoteo excluye cualquier otra mediación paralela, pero no la mediación subordinada. De hecho, enfatizando la única exclusiva mediación de Cristo, el autor urge 'que súplicas, oraciones, intercesiones y agradecimientos sean hechos por todos los hombres (2:1). ¿No son acaso las oraciones una forma de mediación? En verdad, de acuerdo a Sn. Pablo, la mediación única de Cristo estimula otras formas de mediación dependientes y ministeriales. Al proclamar la singularidad de la mediación de Cristo, el Apóstol intenta únicamente excluir cualquier mediación autónoma o rival, y no otras formas compatibles con el valor infinito de la obra del Salvador.
"De hecho, 'así como el sacerdocio de Cristo es compartido de varias maneras tanto con los ministros como con los fieles, y como la bondad de Dios es radiada de diferentes manera entre sus criaturas, así también la única mediación del Redentor no excluye, sino más bien hace surgir una co-operación múltiple que no es otra cosa que la participación de la misma fuente' (Lumen Gentium, n.62) ... En verdad, ¿qué es la mediación maternal de María sino un regalo del Padre para la humanidad' (Papa Juan Pablo II, 1 de Octubre de 1997).
¿Qué efectos tendrá este Dogma en el Ecumenísmo?
La meta de un auténtico Ecumenismo, como nos lo recuerda el Papa Juan Pablo II en Ut Unum Sint, n. 77, es el restablecer la unidad total visible entre todos los Cristianos en la totalidad de la Fe Católica y Apostólica: "El mayor entendimiento mutuo y las convergencias doctrinales que se han logrado entre nosotros, que han resultado en un crecimiento afectivo y efectivo en la comunión, no puede ser suficiente para la conciencia de los Cristianos que profesan que la Iglesia es una, santa, católica y apostólica. La meta última del movimiento ecuménico es restablecer la unidad total visible entre todos los bautizados".
En el terreno del ecumenismo, esta última meta ecuménica sirve como el criterio propio por el cual debemos juzgar la legitimidad, o la falta de ésta, de un propuesto nuevo Dogma. La plenitud de la verdad doctrinal Católica, la que necesariamente incluye la verdad total sobre María, lejos de ser un obstáculo para el ecumenismo, es de hecho el fundamento mismo de la verdadera unidad Cristiana. Cualquier entendimiento del ecumenismo como requiriendo, o aún estimulando, la reducción o minimización de la verdad doctrinal como está definida y enseñada por la Iglesia, la que necesariamente incluye el dominio de la doctrina Mariana, puede ser considerada solamente una especie lamentable de "pseudo-ecumenismo", Como tal, irónicamente se convierte en el verdadero obstáculo de la auténtica y perdurable unión Cristiana, porque diezma los fundamentos mismos del éxito esencial ecuménico.
El Papa Juan Pablo II escribe: "La comunión total tendrá que darse, desde luego, a través de la aceptación de la verdad total dentro de la cual el Espíritu Santo guía a los discípulos de Cristo. Por tanto, todas las formas de reduccionismo o de fácil 'acuerdo o pacto' debe ser absolutamente evitado" (Ut Ununi Sint, n. 36); y más aún: "La unidad querida por Dios puede ser alcanzada sólo por la adhesión a todo el contenido de la fe revelada en su totalidad. En materia de fe, transigir está en contradicción con Dios que es Verdad. En el Cuerpo de Cristo, 'el Camino, la Verdad y la Vida' (Jn 14:6), ¿quién puede considerar legítima una reconciliación lograda a expensas de la verdad?" (Ut Unum Sint, n, 18); y nuevamente: "El sostener una visión de unidad que tome en cuenta todas las demandas de la verdad revelada, no significa poner un freno al movimiento ecuménico. Al contrario, significa prevenirlo del establecimiento de soluciones aparentes que conduzcan a resultados no firmes ni sólidos. La obligación de respetar la verdad es absoluta. ¿No es acaso ésta la ley del Evangelio?" (cf. Ut Unum Sint, n.79; cf. Alocución dada a los Cardenales y la Curía Romana (28 de Junio de 1985), 6:AAS 77 (1985), 1153).
Una formulación dogmática precisa de este Dogma Mariano distinguirá, ciertamente, el rol corredentívo secundario y subordinado de la Santísima Virgen María en la obra de la redención, del único triunfo redentor del Salvador, una distinción que algunas veces se percibe por otros Cristianos como faltante en la teología y piedad Católica. Este beneficio ecuménico inmediato resultante de una solemne definición, está nítidamente resumido en la carta del Cardenal O'Connor de New York, apoyando el Dogma: "Evidentemente, una definición formal sería enunciada en una tan precisa terminología, que otros Cristianos perderían su inquietud de que no sabemos distinguir adecuadamente entre la excepcional asociación de María con la redención y el poder redentor ejercido por Cristo solo".
El verdadero ecumenismo, que está cimentado en oración y caridad fraternal, implica necesariamente el entendimiento de la posición de cada quien. Puesto que el Dogma no introduce ninguna doctrina nueva, debemos esperar que conducirá a un aumento en el entendimiento mutuo de las verdades que ya existen.
La búsqueda Católica de este nuevo Dogma Mariano es eminentemente ecuménica, Busca el reconocer y utilizar el poder total de mediación de Nuestra Señora, como Madre de la familia Cristiana, precisamente para unirnos, a nosotros sus hijos, en el único Cuerpo de Cristo.
¿Qué piensa el Magisterio de la Iglesia de la propuesta de este Dogma?
No ha existido ninguna declaración oficial del magisterio del presente Pontífice, refiriéndose específicamente de si y cuando declarará este Dogma, ni tampoco esperamos tal declaración, hasta que el Vicario de Cristo esté listo para hacerlo. Aún así, las muy extensivas catequesis del Santo Padre sobre la corredención, mediación y abogacía Mariana les da a aquellos que proponen el Dogma, el estímulo e ímpetu necesario para continuar sus esfuerzos en tener estas prerrogativas Marianas definidas como dogma.
De hecho, los fieles Cristianos son animados por el Santo Padre a continuar su rol en el progreso de la doctrina Mariana:
"La Mariología es un campo particular de la investigación teológica: en él, el amor de los Cristianos por María intuye, frecuentemente con anticipación, ciertos aspectos del misterio de la Santísima Virgen, llamando hacia estos la atención de los teólogos y pastores ... El rol particular de la grey Cristiana emerge al irse desarrollando la Mariología. Coopera, por la afirmación y testimonio de su fe, en el progreso de la doctrina Mariana, la que no es sólo el trabajo de teólogos, aún si su tarea es indispensable para profundizar y explicar claramente los datos de fe y la experiencia Cristiana en si misma" (Papa Juan Pablo II, L'Osservatore Romano, edición semanal en Inglés, 15 de Noviembre de 1995, p.1).
En Junio de 1997, una comisión teológica emitió una opinión negativa sobre la posibilidad de la definición del dogma sobre la mediación maternal de María, La comisión estaba compuesta de quince teólogos Católicos, además de otros no Católicos incluyendo un Anglicano, un Luterano y tres Ortodoxos, Varias de las conclusiones de la comisión fueron corregidas por Juan Pablo II, en sus audiencias de los Miércoles 24 de Septiembre y 1 de Octubre de 1997. Aunque el Papa no se refirió directamente a la comisión, sus enseñanzas estuvieron en completo contraste con las conclusiones de aquella.
Sabemos también por la historia reciente de la Iglesia, que varias comisiones teológicas asesoras solicitadas por la Santa Sede, han llegado a conclusiones que finalmente no fueron aceptadas por la misma. El ejemplo más radical, fue la comisión teológica pedida por la Santa Sede para examinar el asunto del control artificial de la natalidad, de la que las conclusiones fueron anuladas por el Papa Paulo VI cuando reafirmó en 1968, en su Encíclica Humanae Vitae, las constantes enseñanzas de la Iglesia contra el control artificial de la natalidad.
Una investigación mucho más completa y concienzuda en las posibilidades teológicas de este Dogma Mariano, fue conducida por otra asociación de teólogos y mariólogo, procedentes de varios continentes, muchos países y tres comunidades Cristianas. Sus hallazgos quedaron en favor de una definición y han sido publicados en dos volúmenes dedicados al tema de la Mediación Maternal de María: María Co-redentora, Mediadora y Abogada: Bases Teológicas, ¿Hacia una Definición Papal?, y, María Co_ redentora, Mediadora y Abogada: Bases Teológicas 11, Papales, Pneumatológicas y Ecuménicas (1995 y 1997 respectivamente), Queenship Publishing, Santa Bárbara, CA).
En 1997 apareció una racha de reportes conflictivos en los medios, en respuesta a una declaración hecha el 18 de Agosto por el vocero del Vaticano, Joaquín Navarro-Valls, relativo a este posible Dogma Mariano, Kenneth L. Woodward, Editor sobre Religión de la revista Newsweek, corrigió los reportes erróneos del llamado "anuncio oficial" de la Santa Sede, de que el Papa no proclamaría el dogma: 'Primero, nadie en el Vaticano ha dicho públicamente que él no lo hará. Esta sola frase faxeada al Newsweek, es la declaración más firme de aquel cuartel en respuesta a mi indagación, hecha por Navarro-Valls, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, y que fue recibida después de la publicación del artículo en el Newsweek: 'No hay estudio en proceso en este momento en el tiempo, por el Santo Padre Juan Pablo II o por la Congregación de la Doctrina de la Fe en la materia, sobre la posibilidad de una definición papal en este tema , ".
Algunos editoriales tomaron esta declaración significando que el Papa "no definirá el dogma". De alguna manera la prensa interpretó las palabras "no hay estudio en proceso en este momento en el tiempo", como implicando "no definirá el dogma". Esa distinción es clave, porque la última, (la interpretación de los medios), conota que la decisión del Santo Padre ha sido tomada, mientras que la primera (la declaración del Vaticano), simplemente declara que el asunto no está bajo estudio "en este momento en el tiempo".
Sigue siendo la misión de Vox Populi Mariae Mediatrici el hacer exactamente lo que el Magisterio Papal de nuestro Santo Padre nos invita a hacer: "Cooperar, por medio de la afirmación y testimonio de su fe, en el progreso de la doctrina Mariana", en "llamar la atención de teólogos y pastores" al "misterio de la Santísima Virgen". En obediencia, esperamos la decisión final y autorizada del Pontífice sobre el Dogma potencial, De ninguna manera la campaña de peticiones es una iniciativa "democrática". Aquellos que firman la petición desean que el Dogma sea proclamado, pero solamente de acuerdo a la voluntad del Pontífice Romano.
¿Cuál es la urgencia por este Dogma?
El Dogma clarificará y definirá el contenido de la Fe Católica, especialmente cuando las enseñanzas del magisterio ordinario sobre María Co_-edentora, Mediadora y Abogada han sido actualmente socavadas en ciertas partes dentro de la Iglesia. El frenesí contemporáneo de la desinformación en los medíos en la prensa Católica en relación a estos roles, manifiesta la necesidad extrema de la definición papal.
La definición de cualquier dogma es acompañada por una efusión de gracias de Dios, de la que la Iglesia y el mundo de hoy están en urgentísima necesidad. La recientemente fallecida Madre Teresa de Calcuta escribió: "La definición papal de María como Co-redentora, Mediadora y Abogada, traerá grandes gracias a la Iglesia". De hecho, este Dogma también incrementaría nuestra disposición para recibir las gracias que Dios quiere darle a la humanidad, puesto que nuestra capacidad de recibir la gracia depende de nuestra humildad. Somos humildes cuando honramos "los medios" que Dios escoge para prodigar sus gracias sobre nosotros, y cuando somos agradecidos no sólo con Dios, sino también con todas la criaturas que libremente nos ayudan.
Muchos creen que este Dogma Mariano iniciará el Triunfo de nuestra Santísima Madre sobre Satanás, como está profetizado en el Génesis y en Fátima, Es la llave que abre las gracias del Triunfo, Sus títulos son sus obras, sus títulos son sus funciones, y la solemne proclamación de los títulos de nuestra Madre conducirán a la liberación total de sus más poderosas funciones santificantes de gracia y paz, sobre las muchas crisis experimentadas en la Iglesia y en el mundo contemporáneo. Le permitirá interceder con la máxima mediación posible dada a Ella por Dios para este Triunfo, en favor de la Iglesia y de la humanidad.
La consagración del mundo al Corazón Inmaculado, inclusive de Rusia, fue consumada, cumpliendo la petición de Nuestra Señora del Rosario en Fátima. ¿Porqué fue tan importante? Porque le permitió a nuestra Santísima Madre el interceder de una manera poderosa. Ella respeta nuestra libertad al igual que Dios Padre nos la respeta, Nuestra Madre Celestial está limitada por nuestra libertad a ejercer en su plenitud el poder de mediación e intercesión dado por Dios. Debemos reconocerla libremente como la Madre de todos los Pueblos, Corredentora, Mediadora de todas las Gracias y Abogada, para que pueda ejercer con plenitud estos roles en favor de nosotros en este parte aguas de la historia de la humanidad, por las muchas crisis experimentadas en la Iglesia y en el mundo contemporáneo. Entre estas gracias, estará la gracia necesaria para una auténtica unidad Cristiana y la reafirmación de la autoridad del Magisterio papal para el fruto de una mayor unidad eclesial